TRAS EL TELÓN

TRAS EL TELÓN

Junto a ella yo pasé
un tiempo inimaginable,
sentimientos que tal vez
terminaron en un instante.
Pero dieron todos sus frutos
recogimos lo que nos dimos,
nos llenamos los bolsillos
de corazones diminutos
y en los ojos semicerrados
entre estrellas y luceros
las horas eran minutos
los silencios tan insulsos
que un te quiero o un roce
equivalían al goce
de un beso en su punto justo.
Y no es que yo sea George Clooney
ni que ella fuera Charlize Theron,
pero tras el telón del ordenador
yo era su auténtico "churri" y ella
la mujer que cualquier hombre soñó.
¡¡Olé!! Jaja.

COMUNERO

COMUNERITO

COMUNERITO

Doña MARIAIZABÉ
tié una ija
que meztá
gorviendo loco.
Zube y baha
zesconde ditrá de la paha
corre como lo ratone
zarta y brinca como laj cabra.
E una xiquilla
qui cuando me vé
ze calla
y no dise ni mú, ni dise ná
peo zi me doi la güerta
ze marxa.
E como un ada
zin tacone, ni cucuruxo,
ni ninguna varita mahica,
peo cuando m'abrasa
me jase querela muxo.
Avese ze cree una reina
otra la mamá de no zé quién
la guta zer la mandona
y disir a qué jora jai que comé.
Y ió qui la quiero tanto
tengo que jaser lo queya diga
A COMÉEEE!!!, a comé
A SENÁAAA!!!, a sená
Qui lo ninio zan pueto malo,
ze pone er trahe de médico
y "zana, zana,
culito de rana,
AMEN"
Yen laj cuela me dise enfadá
AQUÍ NO ME DIGA NÁ
QUI A LAJCUELA ZE VIENE A ETUDIÁ.
Azín que COMU
zaca er libro de cuenta
y a contá.
Uno yuno, dó,
dó yuno, tré,
tos los niños me miran
y las niñas me disen toaja la vé:
er COMU tié una novia,
la ija de doña MARIAIZABÉ.

COMUNERO

VOLVISTE

VOLVISTE

Volviste.
Volviste y la puerta se quedó abierta
llenando la casa de luces
de olores de flores de mil colores
que crecen en este planeta,
y de sones,
y de risas,
y de esa paz tan inmensa
que la felicidad completa
ahora ocupa todos los rincones.

Volviste de aquel viaje tan largo
tan lleno de sorpresas y emociones,
tan lleno de campos, montañas y gentes
y otros sueños y otros días,
y otras noches.

Alegraste otra vez el cielo
como se alegran los balcones
con los nidos de las golondrinas,
y aunque sepamos que no son las mismas,
son las hijas de aquellas hijas
que Bécquer nos recordaba
en sus rimas de nostálgicos amores.

Volviste
y en la cocina los ruidos de los cacharros
vuelven a ponerse en orden,
a estar más firmes,
más brillantes
más limpios...
más a la mano.
Hasta el duende de la casa
que se quedó dormido esperando,
se ha despertado,
ha colocado el mantel
y está poniendo los platos.

Y los gatos de la calle
cantan en grupo sentados:
"Si tu has vuelto a casa,
nosotros también vamos,
¡¡Aii hó, aaaii hó!!"


COMUNERO

A JUAN SALVADOR GAVIOTA

A JUAN SALVADOR GAVIOTA

Bajó del cielo volando
no sabía cómo caer,
al principio despacio
y a toda velocidad después.
Tenía prisa por llegar
el viento quemaba su piel
cerraba los ojos de vez en cuando
y los pájaros decían a la vez:
¿Dónde vas? ¿Estás loco?
Era tan joven, tan guapo,
tenía la tierra a sus pies,
no importaba lo demás,
ni comer, ni beber,
era él y la perfección,
algo distinto que pocos ven.
Y seguía el descenso
tan raudo y tan dispuesto,
tan alegre, tan convencido
que las rocas de allá abajo
no serían impedimento para él.
En uno de esos momentos,
casi cuando estaba llegando
miró de reojo a un lado
y sus blancas plumas
empezaban a tomar un brillo
totalmente inusitado.
Tanto brillaban, tanta luz desprendían
que en cierto modo, parecía
transparente como un vaso,
como el aire que se respira,
como un meteoro que cruzara
la noche de lado a lado.
Juan Salvador Gaviota.
Capitán de los Románticos,
defensor de los nostálgicos,
dueño y señor de los que imaginan
un mundo de ideales mágicos.
El estandarte a perseguir,
un maestro, un hermano,
un amigo para mí.
En mi mente sigues presente,
en mis sueños y en mi vida.
Seguirte voy a seguirte
volando como tu hiciste
hasta el final de mis días.

COMUNERO

*Para A.